Luna Nueva es una revista de poesía que lleva 35 años publicando a poetas que gozan de reconocimiento, pero también a nuevas voces de la poesía latinoamericana. Su director, Omar Ortiz es un bogotano que nació en 1950, estudió leyes en la Universidad Santo Tomas y, dentro de su trabajo como poeta y ensayista ha publicado más de trece libros, varios con los sellos editoriales de la Universidad del Valle, la Universidad Externado de Colombia y la Universidad de Antioquia.
Ortiz ha sido seleccionado para dirigir el Festival Internacional de Poesía de Cali que tendrá lugar del 4 al 8 de septiembre de este año para lo cual viene trabajando desde ya, pues las letras colombianas esperan que el Festival se convierta en uno de los grandes eventos literarios del país.
Los quilates de Ortiz Forero y su conocimiento y amor por la poesía son ampliamente conocidos. La labor de mantener una revista de difusión literaria como Luna Nueva en un medio cultural limitado en la parte económica como el nuestro es una hazaña que habla muy bien de su creador.
“Yo pienso que la revista Luna Nueva se sostiene en el tiempo –dice Ortiz– gracias a que es una revista de provincia, de una ciudad intermedia que la ha convertido en un bien cultural, en patrimonio de la ciudad. La municipalidad de Tuluá, independientemente del grupo político que la dirija, colabora con parte de la financiación, lo mismo que la industria tulueña”.
“Tuluá tiene una tradición letrada muy importante –explica–, antes de la violencia política que se ejerció, precisamente, para opacar las voces libertarias y radicales que se levantaban desde el valle, cada grupo político desde el siglo XIX hasta los años cuarenta del siglo XX tenían su órgano informativo y de reflexión política y se editaban revistas de variedades que publicaban a los poetas y pensadores del momento”.
Según él, esa trayectoria periodística y literaria dio como fruto el surgimiento de escritores e intelectuales de la talla de Gustavo Álvarez Gardeazábal, el afamado autor de Cóndores no entierran todos los días, Enrique Uribe White y Oscar Domingo Pineda.
“Nosotros lo que hacemos es seguir con esa tradición”, dice Ortiz a quien recientemente, en un acto de valoración cultural, la Gobernación del Valle con un jurado de tres miembros decidió otorgarle un reconocimiento por su vida y obra en el campo de la literatura.
Sobre su obra poética dice que “está recogida en once libros de poesía y cuatro más de antologías; es lo que más o menos llevo publicado desde 1979, cuando empecé a difundir mi obra hasta el día de hoy”. Entre sus títulos se destacan Las muchachas del circo, Un jardín para Milena, El libro de las cosas, Diario de los seres anónimos, Los espejos del olvido, entre otros.
Omar Ortiz Forero como trabajador de la cultura –esa labor que se hace por vocación, no por dinero, ni reconocimientos que, sin embargo, no dejan de ser bienvenidos cuando se dan– es otro de esos colombianos ilustres que desde la provincia –en este caso desde Tuluá donde reside desde hace más de cuarenta años– realiza con actitud callada, pero completamente centrada en alcanzar sus metas.
Es apenas natural entonces que, un hombre de sus calidades académicas e intelectuales, un poeta que conoce el oficio de la creación literaria como él, haya sido seleccionado para dirigir el Festival Internacional de Poesía de Cali de este año, el cual, por supuesto queda en buenas manos.
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