“Mi vida transcurrió mucho tiempo en el campo”, dice el paisajista nariñense Jairo Buesaquillo, pintor ampliamente reconocido por su obra costumbrista –y enmarcada en un estilo hiperrealista para usar un término académico– que nació en Pasto en 1970 y es egresado de la Facultad de Artes de la Universidad de Nariño.
“De alguna forma, mi contacto con el campo marcó mi obra pictórica”, enfatiza el referido artista quien piensa que su familia, sin embargo, no resultó determinante al momento de descubrir su talento, pues en su medio no tuvo libros de arte, ni un acercamiento a las salas de exposición o las manifestaciones de la creación en general.
Lo que sí le transmitió su familia es el amor por la naturaleza, la idea de cuidar, proteger y valorar los recursos naturales, aspectos que, en su caso, resultaron fundamentales para crear una obra que parece recordar aquellos versos del también nariñense Aurelio Arturo, el sur, donde el verde es de todos los colores o la visión del canto popular que concibe a Nariño como un deslumbrante tapiz de retazos.
Ha realizado exposiciones en todo el país y, en Europa, ha elaborado trabajos por encargo, aunque considera que más allá de las exposiciones lo importante para él es la acogida que tiene su trabajo en coleccionistas y la gente. Y, así, sus cuadros, adquiridos por colombianos y extranjeros, se han diseminado por diferentes partes del mundo.
Cada una de sus obras es el fruto de largas y laboriosas jornadas de trabajo, exigencia que justifica por su detenimiento en el detalle y su idea de hacer primar la calidad sobre la abundancia de la obra. Buesaquillo considera que el paisaje es infinito, una sola escena puede cambiar por la manera como incide la luz, el punto de vista o los colores, lo cual hace que sean múltiples las posibilidades de recrear escenas, sin caer en la repetición temática.
Aunque la pintura, como muchas artes, no es un medio del cual se pueda vivir, en el caso de Buesaquillo, por la aceptación que tiene su producción, ha logrado durante más de veinte años ingresos que garantizan el tiempo y el espacio que requiere su labor artística, siendo un hecho, en este punto, excepcional para el contexto nariñense.
Sin egoísmo y con la humildad de un profesional lleno de éxito, Jairo Buesaquillo recomienda que todos debemos luchar por nuestros sueños y proyectos y que debemos impulsar a los jóvenes para que desarrollen su vocación artística en la manifestación que ellos elijan.
Actualmente, el Maestro Buesaquillo sigue entregado al manejo de la luz y los colores, rodeado de paisajes, en la bella San Juan de Pasto, tierra rica en expresiones artísticas y de una sensibilidad particular en lo relacionado con las manifestaciones del arte y el espíritu.
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