Es francés. Cuando prestó servicio militar en la marina de su país tuvo la oportunidad de viajar por varios países de África y el mundo. Lo que jamás imaginó es que esos itinerarios, en la década de los 70, lo llevarían a radicarse en Pasto donde lleva a cabo una importante labor a través de la Corporación Cultural y Revista Correo del Sur.
Su nombre es Claude Toulliou –nació un 24 de marzo de 1947 en la capital de Francia– y, después de llegar a Pasto, se vinculó a la Universidad de Nariño como profesor del Departamento de Idiomas donde trabajó hasta 1978.
Periodista en varios medios, en 1973, fundó la Revista Correo del Sur medio con el que, dos años después, institucionalizó la premiación del mismo nombre con la cual destaca cada año a diferentes personalidades en los campos de las artes, el periodismo, la radio, la televisión, el civismo y el desarrollo humano en general.
“Yo trabajaba en la universidad –explica– y tomando un tinto con un hombre de radio, Javier Otello Olave, nos inventamos la premiación, la primera la hicimos en el auditorio del parque Infantil y se llenó”. De eso han pasado ya largos 46 años en que Claude Toulliou, de manera incansable y con una vocación poco común, promueve su evento que se convierte en un acto de generosidad y gratitud con quienes son considerados los mejores en Nariño.
Es una labor –abusemos del epíteto y del lugar común– bastante quijotesca, pues tanto para mantener la revista como la premiación ha golpeado puertas con el fin de conseguir dinero y proseguir con una labor que es muy reconocida por impulsar la cultura con una persistencia que no conoce límites.
Claude Toulliou dice que hoy se siente un pastuso más, a pesar de que en París todavía tiene cuatro hermanos con quienes habla de vez en cuando utilizando la actual tecnología. “Nadie es de donde nace, sino donde crece”, afirma con voz nasal afrancesada, “pues después de 50 años en Pasto he conocido su idiosincrasia y me identifico mucho con la gente de aquí”.
Un gestor cultural nato que impulsa, sin egoísmos de ninguna clase, a las personas que se destacan en su departamento. Con su aspecto menudo, frente amplia y ojos claros, hoy en día Claude Toulliou es el gran protagonista de la vida social y cultural de la capital nariñense.
Seguramente suena paradójico, pero en el sur fue un francés quien señaló el camino de la gratitud y el reconocimiento, de la motivación a quienes se esfuerzan por trabajar y convertirse en los mejores en la disciplina que eligieron como práctica de vida.
Y no es poco. Pues el egoísmo y la envidia tienden a manifestarse con fuerza en la sociedad contemporánea, se siente a diario esa idolatría de la individualidad, del triunfo sobre el otro como modelo que privilegia la vanidad del yo absoluto. Como respuesta –y es lo bello de la vida–, de cuando en vez aparecen en el horizonte ciudadanos como Claude Toulliou, un francés que sembró esperanza, muy lejos de su patria.
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